jueves, 29 de septiembre de 2011

Belleza interior



Maridaje musical: "Struggle for pleasure" (Win Mertens) enlace youtube



Si tuviese que calificar la personalidad de nuestro hijo, diría que la considero un tanto “especial”. Aunque sólo tiene doce años, siempre ha sido muy responsable. Su habitación está impoluta y obsesivamente ordenada; conserva todos los juguetes que ha recibido; tiene archivado en un gran tomo, a modo de álbum, un envoltorio de cada clase de chocolatina o caramelo que ha probado. En los estudios nunca hemos tenido queja alguna, pues sus notas son inmejorables. Todos estos aspectos de su forma de ser no nos preocupan; más bien nos hacen sentirnos muy orgullosos. Lo único que nos inquieta es su casi inexistente relación con niños de su edad. Como hijo y nieto único siempre ha convivido fundamentalmente con adultos, pero tanto nosotros como los profesores que ha tenido en la escuela hemos realizado esfuerzos conjuntos para poner remedio a esta situación, desgraciadamente sin obtener los resultados esperados.  Últimamente ha retomado una vieja costumbre que tuvo en sus primeros años y que había abandonado: Una implacable curiosidad por saber qué hay dentro de las cosas y cómo funcionan. En su primer cumpleaños le regalamos uno de esos botes que al voltearlos emiten el  mugido de una vaca. No pasaron ni dos días hasta que se las arregló para abrirlo sólo para comprobar si en su interior residía un pequeño bovino. Su cuento favorito era el de la gallina de los huevos de oro y le parecía de lo más lógico la actitud de rasgar al ave para ver dónde anidaban las piezas doradas. Hace una semana le compramos su primer ordenador y ya lo tiene desmenuzado para estudiarlo en detalle. Por más que yo le insisto, no hay manera de que juegue con la hija de los vecinos de planta, que tiene su misma edad. Me dice que es una niña desagradable y muy fea. Siguiendo los consejos de un amigo, hemos visitado un psicólogo infantil. Hoy ha tenido la primera sesión de terapia, que consistió en una entrevista a solas con el especialista. La verdad es que los resultados son muy esperanzadores. Ahora mismo, aprovechando que lleva más de una hora jugando en su habitación con la vecinita, he llamado a la consulta del psicólogo para contarle los avances y agradecerle su inestimable ayuda. Él me comenta que de momento no ha hecho prácticamente nada; que tan sólo le ha aconsejado relacionarse con chicos de su edad aunque al principio no le atraigan, pues “la belleza, con toda seguridad, está en el interior”. Tras dejar caer el auricular, me dirijo velozmente hacia la puerta de la habitación. El rumor visceral que escucho al entrar, me deja aterrado.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Amor incorruptible

Maridaje musical: "Contigo" (Joaquín Sabina) versión de Niña Pastori



Maridaje alternativo: "Te amaré" (Silvio Rodríguez) 


Despiertan en la misma habitación a pesar de que no se conocen de nada. Tras unos pocos segundos de miradas ligeramente esquivas, él comenta algo sobre la meteorología del día mientras se viste lentamente con la ropa que descansa en la butaca desde la noche anterior. Ella le observa, todavía tendida en la cama. Necesitará más tiempo para acicalarse. Durante el desayuno se van conociendo un poco más, conversando animadamente sobre sus respectivas infancias; sonriendo con los ojos. A media tarde pasean juntos por el jardín y él se atreve a iniciar un ademán de tomarle la mano. Ella se muestra receptiva y finalizan el paseo con los dedos entrelazados. Una resonancia interior los estremece en una sintonía fuera de lo común en dos personas que acaban de encontrarse. Para la hora de la cena ya lo saben todo el uno del otro y antes de irse a dormir se convencen de su incipiente pero robusto amor, sellando con un ligero roce de labios su recién estrenada relación. Al día siguiente nada recordarán, pero experimentarán, de nuevo, el mejor día de sus vidas. Y así llevan enamorándose por primera vez a diario desde que la enfermedad se hizo muy presente en ambos. Ella será la primera en no poder levantarse de la cama, en perder la capacidad de hablar y en necesitar asistencia para alimentarse. Él ayudará a las enfermeras a cuidar de esa desconocida que duerme a su lado, sin recordar que fue su amada esposa durante más de sesenta años. Se amarán sin embargo de forma instintiva e irracional hasta el final de su existencia. Porque el Alzheimer, a pesar de su implacable avance, no tiene acceso a los recuerdos firmemente grabados en el corazón.

sábado, 24 de septiembre de 2011

La primera güija

Maridaje musical: "Theme from Harry's game" (Clannad) enlace youtube



Aunque yo soy dos años mayor que mi hermano, todo el mundo nos dice que somos gemelos de alma. A ambos nos gustan las mismas actividades; tenemos algunas amistosas disputas en el instituto debido a una total coincidencia en cuanto a nuestro tipo ideal de chica; nunca diferimos en la película de cine que más nos atrae… Parece como si estuviésemos interconectados mentalmente.  Sin embargo, después de catorce años de convivencia, hace dos meses que he detectado en él una nueva afición por lo esotérico que a mí me horroriza. Siempre había pregonado mi escepticismo con respecto a las cuestiones relativas a los espíritus, fantasmas y demás criaturas procedentes del “más allá.” No obstante me he cuidado mucho de participar en experiencias destinadas a la invocación de ánimas, posiblemente debido al terror que me produciría un resultado positivo sobre su existencia. Ahora mi querido hermanito está organizando con un par de colegas una sesión de güija y quiere que yo también esté presente. He tratado de hacerle desistir de su propósito por todos los medios a mi alcance, pero mis enconados esfuerzos no han servido absolutamente para nada. Está completamente decidido a continuar con su plan. Por primera vez, tomé la difícil decisión de no acompañarlo en una de sus aventuras. A pesar de todo, tampoco en esta ocasión pude dejarlo sólo y me manifesté cuando fui invocado. Mi hermano me formuló la primera pregunta, que por supuesto yo ya conocía de antemano. “Pronto, muy pronto volveremos a estar juntos” le respondí.

martes, 20 de septiembre de 2011

Colombofobia


Maridaje musical: "One more kiss, dear" (Vangelis) enlace youtube



Cada sábado por la tarde, durante toda su infancia, acudía con su abuelo al parque para jugar, columpiarse y sobre todo para alimentar a las palomas a base de granos de arroz o migas de pan. Era el mejor momento de la semana. Sólo unos puñaditos de arroz en una bolsa, que su madre puntualmente le apartaba, constituían un tesoro de incalculable valor que le proporcionaba infinita satisfacción. Los ocasionales paseantes no podían evitar contemplar, con una sonrisa, la felicidad que irradiaba un niño plantado en un parterre de aves. Algunas, más atrevidas, se le encaramaban a los antebrazos para disponer de un mejor acceso a las semillas de cereal amontonadas en las palmas de ambas manos, lo que le producía un cosquilleo que desencadenaba sinceras y atronadoras carcajadas. Una de esas tardes en las que estaba absorto con sus colúmbidos amigos, quiso el destino que su abuelo le dejase para siempre mientras le observaba desde uno de los bancos próximos. Sin razón alguna condenó a las palomas por el triste deceso y en ese instante comenzó a brotar  un rechazo que pronto se convirtió en una irrefrenable aversión. Hoy, después de casi sesenta años, la mayor parte de cada día lo desperdicia alimentando su ya impotente odio;  en inútil reflexión sobre cómo ha derrochado su tiempo en una implacable persecución exterminadora de esas “ratas aladas.” Esa fue su actividad principal justo hasta el momento en el que le sobrevino el accidente de coche que le dejó inmóvil de cuello para abajo, precisamente por hacer un brusco giro buscando aplastar un trofeo más, que saciase su voraz obsesión. Ahora sufre su particular penitencia viendo cómo sobre el velux de su habitación abuhardillada, pequeñas hordas de palomas se turnan en constante vigilancia, produciendo una gutural onomatopeya a modo de horrísona burla. 

   Esta noche se ha despertado sobresaltado y empapado en sudor debido a la intensa ola de calor que dura casi una semana. Inmediatamente repara en un extraño silencio y clava sus ojos en la ventana que está sobre su cabeza. Está abierta. Baja entonces la mirada y contempla una alfombra de inmóviles ojos y picos que aguardan, como si estuviesen escenificando un sagrado ritual previo al inminente festín. De ningún modo pedirá auxilio. Está dispuesto a sacrificar su vida en desigual batalla, a cambio de la posibilidad de incrementar, aunque sea en una unidad, el número de bajas del endemoniado bando enemigo. Apenas acierta a abrir su boca en el instante en que una nube de plumas se abalanza sobre su cuerpo.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Metamorfosis

 Maridaje musical: "Sogno agitato" (Suzanne Ciani) enlace youtube



Acababa de cumplir ocho años y hacía tiempo que ya era tratado como un adulto por casi todos los que me conocían. Aunque no podía manejar armas, siempre acompañaba a Javier y a su cuadrilla en todas las jornadas de cacería que organizaban. Era algo así como su mascota; una especie de misterioso talismán de la suerte que esparce partículas de fortuna en el ambiente cual pulverizador conteniendo el más delicado y secreto de los perfumes. Tenía una capacidad olfativa enormemente desarrollada y una visión privilegiada. Estas cualidades eran de gran utilidad para las actividades cinegéticas y constituían la principal razón de que todos buscasen mi compañía en aquellos días. Fueron tiempos enormemente felices. 

   El olfato fue lo primero que fui perdiendo y con ello comenzó a horadarse mi afortunada esencia. Más tarde mi visión ya no era tan aguda, con lo que mi compañía dejó de ser imprescindible. Cuando empecé a perder pelo a gran velocidad a la vez que mis huesos de las extremidades parecían crecer de manera inusual, me echaron, primero de mi casa y después del pueblo a pedradas. Cada día se iban produciendo nuevos cambios en cuerpo y mente que me horrorizaban sobremanera. Bebía en ríos y arroyos, cerrando los ojos para no cruzarme con mi desfigurada expresión facial. Llegué al puerto de la ciudad y me introduje en la bodega del primer barco que encontré, abandonándome a mi suerte. Mi mayor aspiración era una muerte rápida para que el tremendo dolor que me asolaba cesase de una vez por todas. Finalmente, caí en un profundo sueño mortal.

   Desperté en algún desconocido hospital, erizado de tubos; rodeado de médicos y enfermeras que corrían de un lado a otro gritando al ver mi expresión. Uno de ellos se acercó para tranquilizarme, pero yo no respondí porque no me creía capaz de emitir palabras.  En séis meses mi vida cambió drásticamente: Aprendí a hablar, a caminar sobre dos piernas perfectamente formadas, a utilizar mis brazos y mis manos… En definitiva, a comportarme como un humano más. Incluso conseguí un buen trabajo y me enamoré de una mujer con la que contraje matrimonio. Ahora vuelvo a ser feliz. Hoy mismo nos han comunicado que vamos a tener descendencia. Me pregunto nerviosamente qué aspecto tendrán mis cachorros. Además he comenzado a recuperar el olfato.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Tiempos difíciles

Maridaje musical: "E lucevan le stelle" (Tosca, de Puccini") enlace youtube




Maldita crisis…. Yo también la padezco. Primero perdí mi trabajo, como casi todos mis amigos. Mantuve un inestable equilibrio económico gracias a que pude ir cobrando el paro. Después la prestación también dejó de  acudir puntualmente cada mes a mi enjuta cuenta corriente. Entonces fui salvando la situación utilizando mis escasos ahorros, fruto del esfuerzo y la austeridad aplicados durante buena parte de mi vida. Pero aquéllos también se extinguieron. Los amigos se fueron alejando poco a poco. Bueno…, debo decir que el distanciamiento fue mutuo. Mi precariedad económica me producía un enorme pudor y me volví una persona solitaria. Apenas he salido de casa durante el último año. Hace tres meses ya no pude resistir más por mí mismo y, muy a mi pesar, tuve que acudir a mis ancianos padres. Me invadió un gran sentimiento de fracaso y caí en una profunda depresión. Volver al nido parental después de tantos años emancipado ha sido lo peor de todo. Me he sentido como un parásito; como una sanguijuela aprovechándose del débil torrente sanguíneo de unos progenitores que no nadan precisamente en la abundancia. Ellos me recibieron con los brazos abiertos y he de reconocer que han sido mi auténtica tabla de salvación. Si no hubiese sido por su inmenso cariño y su infinita generosidad no habría podido subsistir. A cambio estoy pagando el precio de la tremenda tristeza y desolación que me produjo ver  cómo se consumía mi padre durante el último mes, sin duda debido a mi extrema situación. Ahora mi madre está siguiendo el mismo camino y el dolor en mi alma me resulta casi insoportable. Hoy mismo, al amanecer de un nuevo día que querría que fuese el último de mi existencia, he tomado una importante decisión: A partir de mañana me marcharé de casa y buscaré una nueva forma de supervivencia. Con la cena de esta noche, terminaré lo poco que queda de mi madre.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Única oportunidad


Maridaje musical: "Theme from the Untouchables" (Ennio Morricone) enlace youtube


Era el día señalado. Me levanté tenso, nervioso y agarrotado. No quería desayunar a pesar de la insistencia de mi esposa. Al final me tomé unos cereales de manera forzada, con la justificación de acumular algo de energía en mi cuerpo. Verdaderamente la iba a necesitar. Salí de casa repasando mentalmente la estrategia a seguir. Todo lo había estudiado minuciosamente pues no podía permitirme cometer errores. Llegué a mi cita a la hora prevista y comenzó mi particular “vía crucis”. Las instrucciones eran muy claras. Sabía exactamente lo que tenía que hacer pero en un primer momento me pareció misión imposible. Pensé en abandonar en ese instante; dejarlo todo y volver a casa derrotado buscando el consuelo de mi familia. No estaba tan mentalmente preparado como yo creía para la tarea encomendada. De pronto, como si alguien hubiese pulsado un interruptor en mi cerebro encendiendo una tenue luz, comencé a vislumbrar la situación con un poco más de claridad. Fui sorteando las primeras dificultades, decidí en segundos los pasos a dar en las encrucijadas en las que me vi envuelto. A punto estuve de caer en alguna emboscada que detecté en el último momento, lo que hubiese traido consigo un fatal desenlace. Me sentí falto de fuerzas, torpe, tremendamente dolorido en mi interior, debido al enorme esfuerzo no tanto físico como mental. Mi cuerpo era una olla a presión sin válvula de escape. De alguna manera conseguí hacer la entrega justo en el último instante y volví a mi casa. Entonces me derrumbé, exhausto. La semana que viene me comunicarán la nota.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Un Líder pasivo


Maridaje musical: "Three little birds" (Bob Marley) enlace youtube 



Ahora sí puedo decir que me siento como un auténtico cabeza de familia. Todos me cuentan cómo les va en la vida y cuáles son sus inquietudes. Mi hija, que desde que se emancipó era reservada y esquiva conmigo en  cuanto a sus sentimientos, viene ahora todos los días a visitarme y mostrarme su cariño. Me habla de sus planes, de lo bien que marchan sus proyectos personales y de las pequeñas trabas cotidianas que se le plantean. Mi hermano, del que no sabía nada desde hace años, también acude a mí con cierta regularidad para  ponerme al día sobre los conflictos que tiene con su mujer, a la que aún no le ha confesado que está en el paro. Mi esposa se muestra mucho más cariñosa que antes y se preocupa por mi aspecto. Yo les presto atención a todos pacientemente, sin interrumpirles en ningún momento. Antes era  nervioso e irascible pero he aprendido a escuchar. Además, me abstengo de darles consejos y dejo que ellos mismos encuentren la solución a sus problemas. Eso les hace más importantes y refuerza su autoconfianza. De mi boca no sale ningún reproche aunque sienta necesidad de reprenderles en algunos momentos. Me he convertido en el perfecto cómplice y confesor y me siento feliz por servirles de ayuda. Sin embargo, ayer mismo ha nacido en mi un temor que va creciendo poco a poco con las horas; una chispa de preocupación que ha prendido en mi interior y amenaza con convertirse en una hoguera de pánico.  Mi médico le comunicó a mi mujer que yo ya no sentía absolutamente nada y recomendó mi desconexión de la máquina que me mantiene con vida.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Compatibilidad total

Maridaje musical: Cinema Paradiso; Love theme (Ennio Morricone) enlace youtube


Nunca creí en las agencias matrimoniales ni en las citas a ciegas en base a un porcentaje de compatibilidad, hasta que conocí a mi esposa. Nuestra cita se había fijado en un apartado café de la ciudad. Teóricamente éramos 100% compatibles. Yo llegué media hora antes, con mi clavel en la solapa, señal para que me reconociese. Ella también se adelantó con respecto a la hora acordada. Se acercó a mí y me dijo: “me encantan las flores bien puestas”. Sonreí y la invité a sentarse. Observé que su rosa se le había volado del pelo debido a la lluvia y al viento que se había levantado repentinamente. El atronador bullicio de la cafetería nos hizo irnos rápidamente tras una breve charla. Pasamos esa tarde juntos, conversando, paseando y tomando innumerables cafés; disfrutando de nuestra recién estrenada máxima compatibilidad.

    Ayer fue nuestro 25 aniversario de boda y decidimos celebrarlo regresando al lugar de nuestro primer encuentro. Nunca habíamos vuelto y no sabíamos si seguiría abierto. Allí estaba, ligeramente remodelado pero inconfundible. No pudimos sentarnos en la misma mesa porque estaba ocupada. Revivimos en silencio las sensaciones experimentadas tantos años atrás. Pensando en voz alta me dije: “Sin duda tenemos una compatibilidad total. Creo que si no hubieses aparecido aquel día, aún te seguiría esperando”. A lo que ella respondió: “Sí, fue una suerte que entrase aquí, resguardándome del aguacero”. Con un terrible presentimiento miré hacia nuestra mesa. Una mujer que había dejado atrás su juventud, tenía la cabeza girada hacia la enorme ventana; con la mirada perdida. Llevaba una rosa en el pelo.

martes, 6 de septiembre de 2011

Silencioso triunfo

Maridaje musical: "Blowing in the wind" (Stevie Wonder version) enlace youtube



Desde su más tierna infancia estaba convencido de que divulgaría al mundo la solución de algún gran problema. Con apenas trece años tenía más conocimientos matemáticos que sus profesores, pero nunca presumió de ello. Exteriormente era una persona completamente normal y procuraba no destacar en nada. Estudió Ciencias Matemáticas, obteniendo unas notas no muy brillantes. Los exámenes le parecían absolutamente triviales pero se cuidaba mucho de demostrarlo con sus respuestas y cometía intencionados errores en la resolución de algunos de los ejercicios.  Era como si por alguna razón estuviese escondiendo su magnífico intelecto. Como si fuese un topo infiltrado en este mundo y no quisiese ser descubierto. En una de las fiestas del Colegio Mayor en el que residí durante mi etapa universitaria, entre copa y copa me contó su vida además de  confesarme sus planes: Pretendía dar con la respuesta del problema matemático más famoso sin resolver. Además de los enormes avances científicos y tecnológicos que traería consigo la consecución de tal reto, supondría una consideración infinita y permanente para la persona que diese con la demostración; sin olvidar la nada despreciable suma de dinero como recompensa. No volvimos a hablar del tema y cuando terminamos la carrera le perdí la pista por completo. Años más tarde me lo encontré de nuevo por la calle, o quizá me encontró él a mí. Me invitó a charlar al día siguiente en su casa de campo a las afueras de la ciudad. Hacía frío y cuando llegué estaba encendiendo la chimenea con unos papeles. Pasé en su compañía una de las tardes más agradables de mi vida. Hablamos de lo divino y de lo humano, recordamos todas nuestras andanzas estudiantiles y finalmente, como si estuviésemos siguiendo un guión preestablecido, le pregunté cómo iba su ambicioso plan. La expresión de su cara y su media sonrisa de suficiencia me convencieron sin la más mínima duda de que lo había logrado. Mirando hacia los troncos que crepitaban alegremente en la chimenea me dijo: “mi misión ha terminado y precisamente estaba divulgando la solución del problema a los cuatro vientos cuando llegaste”. Aquella tarde fue la última vez que lo vi.

lunes, 5 de septiembre de 2011

Quid pro quo

Maridaje musical: "You've got a friend" (James Taylor) enlace youtube


Los verdaderos amigos siempre están ahí cuando los necesitas. Te entienden, soportan tus malhumores, te quieren tal como eres, te ayudan en la toma de decisiones difíciles... Yo me considero muy amigo de mis amigos. Por aquél entonces, estaba yo viviendo una difícil situación: La pérdida de mi madre y mi separación matrimonial en apenas seis meses de tiempo, fueron dos hechos que me sumieron en un estado de desgana continua y depresión. “No hay nada que no pueda arreglar un fin de semana en la montaña” me dijo. Fueron dos días de paz, agotadoras caminatas, aire puro, cómplices y emocionadas conversaciones nocturnas…Me abrí completamente a mi amigo del alma y expulsé toda mi amargura interna. No sé si alguna vez habéis sentido el insoportable dolor de tener sangre encerrada en la punta de un dedo y el indescriptible alivio que se produce cuando emerge tras abrir un pequeño orificio en la uña. Así fue mi terapia. Cuarenta y ocho horas con un verdadero amigo y volví a ser el de antaño: alegre, animado y con ganas de vivir. Para celebrarlo subimos al risco más alto y abrupto de la zona. Al llegar nos sentimos en la auténtica cima del mundo. El paisaje era sublime. Se divisaban montes, valles, pequeños pueblos como de hormigas, y si se forzaba un poco la vista incluso se podía atisbar el mar en el horizonte. Mientras nos arrimábamos un poco más al borde del abismo, él me dijo: “Cuando estoy en este tipo de situaciones, a menudo el corazón se me acelera y me asalta una necesidad casi irrefrenable de saltar al vacío; de atreverme a dar un pequeño paso más; un minúsculo avance y ya no hay marcha atrás…”. Después de todo lo que había hecho por mí durante el fin de semana, encontré la forma de corresponderle mientras aproximaba mi mano hacia su espalda.

sábado, 3 de septiembre de 2011

El misterio del éxito teatral

Maridaje musical: "Stand by me" (Ben E. King) enlace youtube


Quería triunfar a toda costa; aunque sólo fuese una vez. Deseaba fervientemente sentir el sincero reconocimiento del público; cualquier público, numeroso o escaso. Le era indiferente el escenario: Gran auditorio, salón de actos del instituto o íntima velada nocturna de campamento. Necesitaba conocer el sabor del éxito; experimentar la sensación de tener la audiencia rendida a sus pies, emocionada.

      La oportunidad se le presentó en forma de concurso de interpretación para principiantes en el mundo de la escena. Preparó a conciencia su actuación. La repitió con matemática precisión una vez tras otra y le añadió todo el sentimiento que pudo. En cada uno de los solitarios ensayos exprimía su corazón y generaba un zumo cálido, dulcemente amargo. Si alguien hubiese entrado en su habitación incluso mucho tiempo después de finalizar la sesión, habría percibido un olor a tristeza contenida, como cuando una bella rosa comienza el inevitable proceso decadente  que la vuelve marchita. No le cabía ninguna duda de que el público sucumbiría en silencioso llanto ante el torrente de sentimientos que emanarían de su actuación.

     No sé qué pudo salir mal: un movimiento extraño, un inoportuno gesto, una descontrolada mueca… Lo cierto es que una sonrisa levemente sonora, casi un proyecto de carcajada, surgió de una de las primeras filas como una pequeña gota preludio de una tormenta de verano. Detuvo su actuación con exagerado gesto de perplejidad, lo que provocó otros amagos de risa salpicados por la platea. Sintió pánico, ira; vociferó, suplicó y se derrumbó en un llanto inconsolable mientras una estrepitosa hilaridad inundaba todo el teatro. Huyó de allí, derrotado, imprimiendo tal velocidad y con tal sensación de angustia que no escuchó la atronadora ovación que se le fue otorgada, ni por supuesto acudió a recoger el primer premio.