-¿Estás sangrando por la nariz…?
- No, estoy bien.
- ¿Seguro?, ¿Adónde vas?
- A la cocina; voy a beber agua.
- ¡A ver!, ¡Enséñame esa cara! ¡No te vayas!
- ¡Déjame!, ¡Que no me pasa nada!
- Oye, que fue sin querer ¿eh?
- Sí, ya lo se. Siempre es sin querer…
- ¿Qué quieres decir?
- Nada, no quiero decir nada… ¿Quieres cenar algo?
- ¡No me cambies de tema! ¿Vale? Esta vez no fue culpa mía; sólo
quería asustarte un poco y tú giraste la cabeza.
- Ya.
- No empieces otra vez… ¡QUE ME CONOZCO!
- ¡Pero si no digo nada!
- Tú nunca dices nada… Pero lo piensas, ¿Te crees que no se cómo
eres?... ¡Bueno!, ¡Vamos a dejarlo!... ¿Qué hay de cena?
- Hay un trozo de redondo que me quedó de la comida y también tienes
unas pechugas de pollo de ayer.
- ¡Pues mira!, no me apetece
nada de lo que hay. ¿Por qué no me haces una tortilla de patata?
- Es que no hay cebollas…
- Pues te bajas a la tienda a comprarlas. ¡Venga, caminando que es
gerundio! Por cierto, ¿Dónde está Lucía?
- Hoy se quedaba a estudiar en casa de una amiga. Pasará allí la noche.
- Sabéis muy bien que no me gusta que duerma fuera de casa. Ya os lo
dije muchas veces. Mañana cuando vuelva se va a enterar…
- Déjala en paz ¿eh? Que ya tiene 19 años.
- ¡Y qué!... La juventud de hoy madura mucho más tarde. No saben nada
del mundo. Aunque la culpa es nuestra; se lo damos todo masticado y no tienen
que mover ni un dedo. No conocen lo que son las dificultades ni tienen ninguna
intención de aprenderlo. Todo lo consiguen sin esfuerzo y se piensan que será
así toda la vida.
- Lucía es muy inteligente y no podemos quejarnos de ella.
- Gracias a la educación que yo le inculqué, porque tú siempre has sido
muy permisiva.
- ¡Mira, no empieces otra vez con eso! Si por ti fuese estaría siempre…
¡PRISIONERA EN CASA!….
- ….. ¡TOMA! ¡PARA QUE NO ME
GRITES!, AHORA SÍ TE DI YO… Es que parece que te gusta provocarme. ¡Ya me has
quitado las ganas de cenar!… ¿Te duele mucho? Toma mi pañuelo. Venga, no
llores; no pude evitarlo… ¡Va!, hazme una tortilla francesa con dos huevos
mientras te entretienes un poco y se te pasa el disgusto…Además, así me dejas
ver las noticias sin interrumpirme con tus “chorraditas absurdas” ¡Hala!, dame
un beso y vete a hacerme la tortilla…¡Así!, ¿Ves como todo se arregla?, ¿A que
ya estás más tranquila?...
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- ¡Ah!, ¿Ya está? ¡Qué buena pinta tiene! ¿Se te ha pasado ya la
llantina?
- Sí..
- ¿Ves? Si es que en el fondo te viene bien…Así liberas tensiones y te quedas como una malva
¿A que sí?
- ¡Aha!
- ¿Tú no cenas nada?
- No tengo hambre.
- Allá tú. Seguro que te has pasado el día picando entre horas. Así
estás, que pareces una foca…Oye, ¡esto está buenísimo! Se nota que los huevos
son de aldea. Si es que no hay nada como los productos frescos del pueblo y no
esas mierdas trangénicas o como se llamen. Que cualquier día nos van a matar a
todos…
- Sí… Cualquier día….
- ¿ Pero qué coño te pasa ahora? ¿Por qué me miras así? ¿A qué viene esa
sonrisa? ¡Tú estás muy mal! ¿eh?
- No, yo no…
- Pero… ¿qué…?. ¡Uf!, ¡qué mareo...!
¿De qué te ríes?, ¿Qué coño me has puesto en la tortilla?; ¿Adónde vas?
¡VUELVE!, ¡QUÉ HAS HECHO! ¡ASESINA...!
- Oye no me eches la culpa ¿eh?, que solo quería tranquilizarte un
poco, pero… por lo visto…. a mí también se me fue la mano… con los
barbitúricos. Los guardaba para mí pero a última hora me he dado cuenta de que
a todos nos vendrá mejor que los tomes tú…
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