viernes, 19 de abril de 2013

Ahogo (cien palabras)





Brillaba un sol espléndido; el mar estaba en absoluta calma. De pronto, alguien requirió mi presencia gritando y haciéndome señas. Salí disparado con el salvavidas dispuesto. No me hizo falta; el hombre que precisaba mis auxilios no había metido un sólo pie en el agua. Le practiqué la respiración boca a boca; oprimí su tórax y no hacía más que salir agua salada de su interior. ¿Cómo era eso posible?

      No hubo nada que hacer... Cuando me dispuse a bajarle los párpados lo comprendí todo. Tenía en sus ojos el arco iris. De tanto reprimirse, había olvidado cómo se llora.

2 comentarios: