Escuchó el grito silencioso de
los invisibles; la petición de ayuda de manera desesperada; el clamor por
hacerse ver y oír; la denuncia de las injusticias perpetradas sobre ellos; la
descripción de los continuos espolios a manos de los poderosos; el relato de la
exterminación respaldada por los dominadores. Por fin los escuchó y decidió ser
altavoz de sus quejas y necesidades. Estaba en una buena posición para ello. Lo
suficientemente elevado como para ser visto y escuchado por todos. Lo suficientemente
importante como para resultar creíble. Pero entonces, fue declarado insurgente,
encerrado, ignorado y finalmente, también se volvió invisible.
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